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La sonrisa de David

26 Jun

Trezeguet

La sonrisa de David. Legítima, verdadera, sin un ápice de mentira o simulación. Verdadera. ¿Estamos acostumbrados a que no nos mientan? Siempre buscamos eso en cualquier frase. Desconfianza.

Trezeguet enseñó que no. Cada gol era eso… un gol. Viste que a veces cuando un jugador convierte no disfruta, casi que lo padece. No lo festeja, se vuelve loco, golpea los carteles. Se enoja, se lamenta quizá por alguna ocasión desperdiciada anteriormente.

En este aspecto también, David es diferente. Ya lo demostró en ese remate al segundo palo contra Racing en el verano. Salió jocoso, contento. «No lo puedo creer», parecían decir sus gestos faciales. Feliz. ¿Cuánta gente puede decir que en determinado momento fue realmente feliz? Además, antes de ese tanto había hecho más de 200. ¿Habrá estado tan sonriente en alguno? Debut y gol para un genio. La sonrisa de David. Legítima, verdadera.

Trezeguet 2Después llegó la parte en serio, la difícil, el torneo. La segunda porción de una liga de ascenso dura, larga y complicada por donde se la mire. Tanto por la calidad de ciertos equipos, plagado de jugadores que bien podrían desempeñarse en Primera, como por la propuesta de otros, que se agigantan frente a clubes tan grandes como River.

Independiente de Mendoza. Llegó su día. River 2 a 0. El partido ya estaba definido… ¿Pero qué importa? Centro de Abecasis y cabezazo cruzado. Primer gol oficial en River. Y otra vez, boca abierta y sonrisa de punta a punta. Felicidad señores, eso es la felicidad.

Si algo caracterizó a Trezeguet, al menos en su paso por River, fue la profunda habilidad para hacer llorar al hincha con un simple gol. ¿Por qué? Porque la gente también lo ve y lo agradece. Sus ojos transmiten tanto o más que su sonrisa. Y esa cosa genuina, auténtica y libre de todo mal fue un refugio para los riverplanteses, que sufrieron un año en el ascenso.

Los goles continuaron, la alegrías se multiplicaron. Las genialidades estaban en todos los partidos. La enorme habilidad para recibir, girar y abrir la cancha con un pase sin mirar. Renglón seguido, ya sin pelota, Trezeguet iba a lo suyo: el área. Una genialidad nunca vista.

Ferrocarril Oeste fue protagonista del mejor gol en River y seguramente de los más destacados de su carrera. Enorme unión entre habilidad y precisión. Vega se agarra la cabeza. Ocampos le dice que está loco. Alucinante. Como el slice en tenis, el botín derecho raspó la pelota de arriba a abajo.

Trezeguet 3El final de esta reseña, también fue el final de River. Su peor año cerró como tenía que finalizar. La última fecha del Nacional fue como todo esa temporada para el «Millonario»: un parto. Cuatro equipos en un punto, dos ascensos y dos promociones. Extender esa locura a dos partidos más con un club de Primera hubiera sido tremendo.

Almirante Brown y Blas Giunta hicieron todo lo posible para complicar al conjunto de Almeyda, que con Funes Mori por Cavenaghi fue en busca de un triunfo salvador, en un Monumental que ya estaba prendido fuego. La tensión estaba en el aire, se percibía. No había que ser muy inteligente para notar la enorme presión que se bancaron jugadores y cuerpo técnico.

Tras una primera etapa complicada, el complemento comenzó de la mejor manera. Ponzio corrió todo en el mediocampo y a los 4 minutos…. El alivio…

(¿Offside? Totalmente). Y el beso, «esto es para ustedes muchachos», vuelve a decir con su gesto. Gracias por volver maestro. El segundo fue anecdótico. Que importaba. Pero ese 1-0 fue gritado por millones de hinchas, en Argentina y el mundo. Desahogo. Esa es la palabra clave. Eso provocó Trezeguet con su llegada. «Tenemos dos goleadores, tenemos que ascender».

El camino fue muy sinuoso, difícil. El fin no justifica los medios, pero en esta ocasión, los medios fueron legítimos y más que complicados. El fin, el que se buscaba. Y David, uno de los grandes responsables.

Como en cada gol, sus dientes relucen, sus ojos se llenan de agua, su corazón se agranda y sus manos golpean el pecho. El dedo índice en el aire gira en círculos, «esto es para ustedes» dice. El hincha lo recibe y lo agradece una y otra vez. Es crack, le guste a quien le guste. La sonrisa de David. Legítima, verdadera, sin un ápice de mentira o simulación. Verdadera.

Trezeguet 4

 
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Publicado por en junio 26, 2013 en Biografías, Fútbol, River

 

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