Llegó. Parecía interminable el tiempo entre el encuentro de ida y la vuelta. Aquel primer partido que había dado inicio a la enorme y preocupante crisis que atravesó el Barcelona en los últimos 15 días. Quizás, el peor equipo del último lustro…
Bueno… Eso es lo que mucho hubieran deseado. Existe, lamentablemente, un grupo dentro del periodismo deportivo (la gente no entra, ellos no comunican puede decir lo que les plazca), fascinado por ver perder al Barca. Les molesta que triunfe. Y además, como mencionó alguna vez Ariel Scher en DeporTEA: «A algunos les gusta el Barcelona sólo porque gana».
En definitiva, el conjunto español estuvo, está y seguirá vigente porque su juego es producto de una forma de enseñanza, desde La Masía hasta los más grandes. «Las inferiores no juegan como el primer equipo. El primer equipo lo hace como las inferiores», enfatizó alguna vez JP Varsky.
Esa es la gran diferencia entre este club y otros importantes planteles de los últimos 20 años. Mientras en las bases sigan educando personas y sólo no jugadores, mantengan la premisa del colegio y la tarea antes de la pelota, las cosas seguirán igual. Cierto, Messi algún día (gracias a dios dentro de mucho tiempo) no estará. Lo mismo que Xavi, Iniesta o Busquets. O Puyol. Pero el elenco «Culé» mantendrá la manera de jugar. Sólo tendrá otros intérpretes.
Para el encuentro de esta tarde frente al Milan, el plantel de Roura debía apelar a lo más profundo, al sentimiento. A ese hambre que generan las situaciones límites y que lo llevó a levantar 14 títulos. Esta tarde, el Barca tenía que revalidar (como si sería necesario) que seguía arriba, entre los mejores. Y lo hizo con creces.
Aprovechó su momento, presionó bien arriba y recuperó muy rápido el balón, quizás algo que había perdido en los últimos encuentros, principalmente ante el Madrid. Si bien la idea fue abrir la cancha, con Alves y Jordi Alba, Xavi e Iniesta encontraron facilidades para manejar el balón entre defensores y mediocampistas. Esos cinco o diez metros que había entre línea y línea fueron perfectamente capitalizados por Messi. De hecho, de esa distancia llegaron los dos primeros goles.
Magia en el 1-0. Zurdazo al ángulo, sin recorrido de la pierna. Galera y bastón para el enano, para ese 10 que no canta el himno (¡¡POR FAVOR!!). Y el 2-0. Clave. En la jugada anterior, Mascherano se pasó en un cabezazo siendo último hombre y dejó mano a mano a Niang. El francés de 18 años se fue abriendo para la derecha, definió ante la salida de Valdéz y la pelota terminó pegando en el palo. La terminación no fue decididamente mala pero se sabía que los de Allegri no tendrían demasiadas chances similares.
El segundo gol del rosario llegó exactamente después de ese sacudón, lo que agravó la situación desperdiciada por el volante/delantero del Milan. Iniesta cedió para el 10, ahí en el espacio entre defensa y mediocampo, el rosarino atacó de derecha al centro, Mexes lo dejó maniobrar y el mejor del mundo la clavó al primer palo. El tanto inicial fue a los 5′ y el segundo a los 40′. Pero el local tuvo chances durante toda la etapa. Xavi disparó de afuera, Iniesta también, el argentino la tuvo de cabeza. Abate empujó a Pedro en una pelota en cortada que el árbitro bien pudo haber cobreado penal. Esta vez, a diferencia de lo que había sucedido en los últimos encuentros, los de Roura supieron transformar posesión en peligro.
En el segundo tiempo, el Milan no reaccionó. Apenas si le había pegado al arco en la etapa inicial, obvio, con arrestos individuales. Parecía que apelaba a los penales, situación que se hubiera dado con el 2-0. En cambio, los locales bajaron el ritmo de presión pero mantuvieron el toque constante de derecha a izquierda. Sin embargo, otro de las evidentes aspectos que el Barca puso de manifiesto fue no desconcentrarse ante la segunda jugada. En los primeros 45 hubo dos imágenes claras sobre esto: 1º, un córner en favor del local. Sólo tres jugadores adentro del área, y alrededor de cinco o seis bordeando la misma, a la espera del rebote. 2º, tras el remate antes mencionado de Iniesta, fue Messi quién atacó el balón con un cabezazo, casi en el área chica.
Producto de este enfoque llegó el tercero. Cuando parecía que salía la contra para el Milan, Masche no se dejó estar, anticipó, y la tomó Xavi, que con dulzura y eficacia habilitó a Villa. El español amagó a ir a buscar la pelota pero la dejó pasar y Constant siguió de largo. Después, con esa naturalidad que lo caracterizó en Sudáfrica 2010, definió como un zurdo de toda la vida. Empanada abierta y rosca al segundo palo. Clink, caja y 3-0.
Recién ahí el Milan «intentó». Entraron Muntari, Robinho y Bojan, pero la miseria y mezquindad con la que el conjunto italiano encaró la serie, no podía cambiar en media hora. Con espacios, el Barca pudo conseguir la ventaja antes. Pese a que el 3-0 parecía abultado, los de Allegri sólo tenían que anotar un gol para acceder a Cuartos.
En un mundo perfecto eso hubiera sido imposible. Los italianos no hicieron nada para merecerlo. Pero esto es fútbol, un deporte en el que no hay que confiarse. Y en definitiva por eso es tan lindo. Por tal motivo, e innecesariamente, el Barcelona retrocedió y defendió en su campo, en vez de achicar para adelante. Ingresó Adriano por Pedro a falta de 10 minutos y el brasileño se ubicó a la derecha de Alba, dejando al español un poquito más tirado al medio, al lado de Puyol (ingresó por Mascherano).
Un centro raso de Bojan que casi empuja Robinho (entró por Niang) y un pseudo taco de Flamini ante un disparo de Boateng al bulto fueron las dos chances más claras de los tanos en el complemento. Poco. Muy poco para un equipo que justificó con fútbol el 2-0 de la ida después del primer tanto.
En el final, dos grandes detalles. Minuto 90: la línea defensiva del local empieza a jugar más arriba y tira el offside en mitad de cancha. Sólo un equipo con la fortaleza mental y la confianza del Barcelona puede hacer eso a tres minutos del cierre.
Y minuto 92: los españoles en su campo. Recupera Xavi, y pase a Messi que la aguanta. Jordi comienza un tremendo pique por la izquierda, superando incluso a su compañero, Adriano. El argentino aguanta y juega para la derecha donde estaba Alexis Sánchez (entró por Villa). Jordi sigue corriendo, va por autopista. El chileno sin frenarla vuelca el juego para la izquierda donde el lateral español absolutamente revolucionado llega, domina y define cruzado para cerrar la historia. 4-0 y a casa. A dormir tranquilos. Esta jugada, por la intensa carrera del ex defensor del Valencia, se pareció al gol que le convirtió a Italia en la final de la Eurocopa 2012.
Tranquilidad. Tarea resuelta. El equipo apareció cuando era necesario. La Champions League tiene que estar contenta de tener todavía a un club como Barcelona. Igualmente, todavía no finalizaron los encuentros de Octavos. Mañana, miércoles, juegan Bayern Munich – Arsenal (3-0 la ida) y Málaga – Porto (0-1). Y el viernes, será el sorteo definitivo. Porque a partir de Cuartos, ya se conocerán las llaves hasta la final.
(NdR: A diferencia de otros años, no veo una competencia tan favorable al Barcelona. No por su nivel, sino por las actuaciones del resto. De las últimas ediciones, me parece que esta es la más pareja. Bayern Munich, Real Madrid y Borussia Dortmund están al mismo nivel que el equipo «Culé». Y Juventus, creo yo, un pasito más abajo, aunque igual de peligroso. Cinco planteles para un sólo título).
4-0. Lo que todo hincha del fútbol quería: que el Barcelona siguiera en el mejor torneo de clubes del mundo. ¿Por qué? Porque Messi es fantástico y debemos agradecer poder verlo semana tras semana. Está fino, fuerte físicamente, no rebota ante los rivales más grandes. Falla poco. Iniesta es fútbol. Son sinónimos. La misma palabra. Y nunca mejor adjetivado por el gran Michael Simon, Xavi es croupier, una especia de medioscrum en rugby, de armador en voley. Él decide por dónde se ataca, domina tiempo y espacio. Aún sin estar al 100%.
Para los que pregonan este fútbol, bienvenido sea. Y para los detractores, los ciegos, los que no ven más allá, los que esperan ver caer al equipo o los que esperaban un gol del Milán… Bueno… Deberán seguir esperando.